viernes, mayo 16, 2008

Los abogados del dólar (revisitados)

Este post es un poco más jurídico que los anteriores, pero no por eso menos lúdico, creo yo. Lúdico no es lo mismo que lúbrico, pero es parecido.

Para mis lectores abogados y proyectos de ello, les dejo un fragmento de un hermoso poema de Pablo Neruda que tiene mucha actualidad. Si bien se refiere a esfuerzos jurídicos más loables (la nacionalización del cobre), donde se enfrentaron dos mentes brillantes de nuestra disciplina, - Arturo Alessandri Rodríguez y Eduardo Novoa Monreal - es aplicable también a las sentencias que falló la Corte sobre las facultades de la Dirección del Trabajo.

Gracias a los [ponga acá el insulto de su elección] la Dirección está desprovista de toda posibilidad de actuar jurídicamente sin la autorización de sus "apoderados".

"Cuando llegan de Nueva York
las avanzadas imperiales,
ingenieros, calculadores,
agrimensores, expertos,
y miden tierra conquistada,
estaño, petróleo, bananas,
nitrato, cobre, manganeso,
azúcar, hierro, caucho, tierra,
se adelanta un enano oscuro,
con una sonrisa amarilla,
y aconseja, con suavidad,
a los invasores recientes:


No es necesario pagar tanto
a estos nativos, sería
torpe, señores, elevar
estos salarios. No conviene.
Estos rotos, estos cholitos
no sabrían sino embriagarse
con tanta plata. No, por Dios.
Son primitivos, poco más
que bestias, los conozco mucho.
No varan a pagarles tanto.


Es adoptado. Le ponen
librea. Viste de gringo,
escupe como gringo. Baila
como gringo, y sube.

Tiene automóvil, whisky, prensa,
lo eligen juez y diputado,
lo condecoran, es Ministro,
y es escuchado en el Gobierno.
Él sabe quién es sobornable.
Él sabe quién es sobornado.
Él lame, unta, condecora,
halaga, sonríe, amenaza.
Y así vacían por los puertos
las repúblicas desangradas."

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